Historia
L'Hotel La Calcina debe su nombre al almacén de los ‘caleros’ –vendedores de cal– que albergaban sus paredes en el lejano siglo XVII y provocaba el frecuente pasaje de embarcaciones llenas de piedras y cal bajo el vecino puente, actualmente conocido precisamente como Ponte della Calcina (Puente de la calcina).
Con el paso del tiempo, el antiguo almacén se convirtió en vivienda, posada, pensión y, finalmente, hotel y reconocido actualmente entre los Locales Históricos de Italia y los Cafés Históricos d'Europa, apreciado desde hace al menos un par de siglos por los viajeros de todo el mundo y por literatos como el francés André Suarés y Philippe Sollers y John Ruskin, que la convirtió en su morada en la primavera de 1877.
Citada en los escritos de Buisine y de otros artistas del siglo XX, la pensión y su café, que se asoman al Canal de la isla de la Giudecca, han atraído a este rincón de Venecia a poetas, artistas y escritores como el istriano Bortolo Giannelli, la pintora Bice Volpi, Giuseppe Berto y Francesco Maria Piave, conocido libretista de las óperas de Giuseppe Verdi.
Incluso hoy en día, son visitantes habituales de la Calcina huéspedes de prestigio: la fantástica cantante y actriz Ornella Vanoni, el profesor Carlo Rubbia, premio Nobel de Física en 1984, y el conde Filippo Foscari Widmer Rezzonico.
El restaurante La Calcina, con su hermosa terraza sobre el agua, era conocido hasta hace poco como Caffè La Piscina, en memoria del establecimiento de baños Piscina Passoni, que hasta los años 60 fue un lugar dedicado al deporte –waterpolo y natación– y un punto de encuentro para tantos venecianos deseosos de distracciones sobre la orilla del Zattere.